jueves, 19 de junio de 2014

El fin de un ciclo

Aunque lo parezca, esto no va de fútbol aunque el punto de partida es efectivamente el batacazo que se ha dado la selección española en la copa del mundo que organiza cada 4 años la FIFA, siendo en esta ocasión Brasil su país anfitrión.
Vaya por delante que no soy seguidor de este deporte, ni incondicional de ningún equipo. Ni siquiera tengo conocimientos como para mantener con dignidad una charla de café sobre los intríngulis de la liga nacional o la Copa de Europa, mi cultura en este campo es muy rudimentaria y prefiero que siga así. Considero que en este universo hay
actividades bastante más atractivas que la persecución de una pelota por parte de 22 individuos, por mucha nobleza deportiva que implique o muchos millones que se muevan a su alrededor. Prefiero de lejos el ciclismo, el automovilismo o el ski... pero vamos, entiendo que es cuestión de preferencias y tiene que haber gente para todo, hasta ahí llego.
El caso es que la bofetada de hoy, para la afición y en general para el españolito de a pie, es significativa y creo que debería ser motivo de reflexión.
En 2010 cuando España se alzó con la copa yo estaba al frente de una cafetería junto a mi compañera de entonces. Ya estábamos inmersos en la misma profunda crisis que seguimos sufriendo cuatro años después: escándalos polítcos por todas partes, subidas de precios, paro, pobreza y todo lo imaginable. Pero si hay una cosa que me desconcierta son esas muestras de ignorante chauvinismo tanto de la población como la promovida por los medios de comunicación (una cosa suele llevar a la otra). Se respiraba una atmósfera contaminada por un engañoso "somos los mejores, somos potencia mundial, etc. etc.", como si los gravísimos problemas socio-económicos que afectaban a nuestro país no existiesen. Y entiendo que de vez en cuando hay que evadirse, si no fuera así no podríamos aguantar la presión psicológica de las circunstancias desfavorables. Pero esto era una clara maniobra política de distracción. 
En ese mes el gobierno llevó a cabo una de las mayores puñaladas traperas de la post-dictadura franquista: la famosa reforma de la legislación laboral de dicho año, en el momento más favorable para que pasara desapercibida por la gran mayoría, con los medios de comunicación atentos al avance de la roja durante cinco semanas. ¿Casualidad? Lo dudo mucho.
Quienes me conocen saben que soy natural de Chile y las raíces siempre tiran de algún modo. En efecto, celebro que la selección chilena (otra roja) le haya encajado 2 goles a la española, pero más allá de saber que ya era hora de que Chile se hiciera visible en este espectáculo de masas (desde 1962 que no hacía nada destacable, sin embargo parece ser que esta vez sí tiene un equipo con una buena preparación física), lo que me da cierta esperanza es la cura de humildad para un país que de forma increíble se cree a la cabeza del planeta y se encuentra en una situación verdaderamente desastrosa. Y conste que a España (y especialmente a Cataluña) le tengo gran cariño, al fin y al cabo ha sido mi país de adpoción desde que tenía cuatro años. Mantengo además buenos lazos con el PaísVasco, Madrid, Granada y durante el último año con Tenerife. Conozco gente excelente de estos y muchos otros lugares, dentro y fuera del territorio nacional.
Es entristecedor asisitir al complot de un gobierno que no sólo descuida el sistema educativo sino que hace lo posible por socavar su base con leyes a todas luces perjudiciales; un gobierno que amparándose en políticas de austeridad totalmente ineficaces (eficaces para los bancos, eso sí), recorta presupuesto en sanidad, servicios sociales, creación de empleo, incentivos para el pequeño empresario. Un gobierno que aumenta los impuestos sin parar, aquí a modo de ejemplo recordar que cuando apareció en 1985 el IVA, que supuestamente iba a sustituir a todos los impuestos vigentes, el tipo máximo era del 12%. Ahora lo tenemos al 21% y subiendo.
Un gobierno que miente con el más absoluto descaro a la par que mediante la prensa y canales de TV a su servicio nos regala su autobombo transmitiendo a diario el mensaje de que somos europeos (sinónimo de avance, progreso, modernidad) cuando desde la auténtica Europa se nos ve como un desastre de país donde se asiste al trabajo más horas que en níngún otro país de la CEE, pero con la productividad más baja. Así fue como en 2011 un programa satírico sueco de TV puso de manifiesto este problema.
Suelo aludir a una frase atribuida a Alejandro Dumas padre (en realidad el origen es desconocido): "L’Afrique commence aux Pyrénées". África empieza en Los Pirineos. ¡Pero cuidado! No caigamos en la trampa de tomarlo por el lado despectivo. Sólo se trata de pararse un momento a pensar cuánta verdad puede haber en esa sentencia en apariencia exagerada y geográficamente poco aceptable. Si aplicamos el cuento al mundial de fútbol celebrado en Sudáfrica, considerando que históricamente existe una marcada tendencia a que la copa sea ganada por un país perteneciente al continente donde se organiza, resulta lógico que España ganase en su propia casa, por decirlo de algún modo. Es una teoría personal urdida con fines provocadores nivel 3, pero no habría que descartarla viendo cómo van pasando los años mientras comprobamos que los usos y costumbres de nuestros gobiernos están más próximos a los de Marruecos, Libia o Egipto, mientras las sociedades civiles de países como Suiza, Dinamarca o Luxemburgo se alejan cada vez más de nosotros. De todos modos, a Italia, Grecia o Bosnia, por poner algún ejemplo más allá de la barrera pirenaica, habría que darles de comer aparte; al fin y al cabo no todo el monte es orégano.
La cuestión central es autocrítica. Se dice que nuestra selección asiste al fin de un ciclo, pero por mí dejémonos de tanta payasada, de tanta masa humana aclamando a un equipo futbolístico que gane o pierda no va a resolver los problemas de casa. Creo que es un buen momento para centrar la atención en temas que nos afectan de verdad, a la capacidad de llenar nuestras neveras, la libertad de movimiento que nos pueden dar unos ingresos dignos para todas las familias de este país. Lo que es realmente vergonzoso, estemos o no en África es este 26% de desempleo. 
Lo demás es evasión borreguil.

1 comentario:

  1. Definitivamente pan y circo. O más de lo mismo que se suele decir. El chauvinismo es el homónimo del fervor religioso, pero en el marco nacionalista y quizás, en el más borrego patrón de comportamiento en masa, mentalidad de colmena, que pueda existir.

    Un buen texto para el estreno del bloc. Saludos.

    Dani R.

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